El intercambio cultural construye puentes entre las culturas, los destinos y, lo que es más importante, las personas.
Compartir ideas y enfoques beneficia a todos los involucrados, incluidos los solicitantes de prácticas, hasta las nuevas comunidades a las que sirven. Para los solicitantes, es el viaje de su vida para entender una nueva área y cómo funcionan las cosas. Esta comprensión más profunda de un lugar diferente ayuda a moldear el enfoque profesional o personal de las personas ante la vida. Alienta a los participantes a convertirse en ciudadanos del mundo que puedan mostrar una mayor empatía y comprensión por las personas de todo el mundo.
Sin embargo, va más allá y más allá de una sola persona. Cada candidato a un intercambio cultural tendrá un impacto inconmensurable en su zona de viaje y en las personas con las que se relaciona allí.
Un gran ejemplo de esto es el campamento de verano. El personal internacional de todo el mundo trabaja en los campamentos, lo que afecta positivamente a muchos grupos diferentes. Contribuyen a la economía en general del pueblo, la ciudad o el estado en el que residen. Trabajan arduamente y proporcionan la capacidad de personal que tanto necesitan las familias de los campamentos de verano a las que se han unido. Sin embargo, lo que es más importante, pueden tener un impacto que les cambie la vida a los campistas a los que sirven. Los campistas no solo tendrán un modelo positivo a seguir en una actividad en particular o en un día específico, sino que también se irán teniendo interacciones positivas con personas de todo el mundo, lo cual es una experiencia importante para vivir en la edad adulta.
El intercambio cultural une a las personas.